domingo, 28 de julio de 2013

Historias de Inmigrantes



Se tiraba la vida…

Prelazzi, Giuseppe

Por Víctor Fenoglio y Miryan Tranquilli*

En un pueblito de Italia, llamado Buie d’Istria, provincia de Pola, nació el 26 de enero de 1930 Giuseppe, en el seno de una familia numerosa, ya que vivieron en una misma casa hasta el año 1947 su abuelo, sus padres Pietro y Edvige Sincovich, cuatro hermanos, Marino, Giuseppe, Anna y Carlo, dos tíos casados y sus hijos. El trabajo principal que desempeñaban era la agricultura. La cosecha fuerte era la uva, pero también cosechaban trigo, maíz y poroto. Cuenta Giuseppe: -“Teníamos una fabriqueta de aceite, que se hacía todos los años, se trabajaba dos meses, según la cosecha que había de la oliva. Bueno, con eso se tiraba la vida”. Cuando finalizó la segunda guerra mundial, la fábrica – que se encontraba a 40 km de Triestre – quedó bajo dominio yugoeslavo; de esta manera lo relata: Nosotros teníamos que trabajar bajo las órdenes de ellos, el presidente Tito, se callaba la boca porque buscaban cuestiones para castigarnos, como nosotros éramos italianos, ellos odiaban los italianos. E así. Mi papá estaba en la guerra del 39 – 40,  los tíos también y yo quedé con el abuelo y los primos y para ayudar el trabajo, en el campo. Mientras todo esto, vino todavía un hermanito con nosotros, trajo el amor, entonces mi papá con cuatro hijos pudo volver a casa. En la memoria de los inmigrantes, caben distintos episodios que conmovieron al mundo y que dejaron una dramática huella en cada uno de ellos; sus obligaciones eran: El trabajo y la guerra. Giuseppe se salvó de morir a manos de los alemanes en varias oportunidades. Luego, desde el ’45 al ’55 vivieron bajo el régimen comunista. El año 55– rememora Giuseppe – vino un acuerdo entre Italia y Yugoeslavia, que quien quería irse de Yugoeslavia a Italia, como de Italia a Yugoeslavia, teníamos un año de tiempo y ahí tuvimos que decidir. Fuimos a Trieste, a ciudad. Allí trabajaron un año y medio. En el año 1957, recibieron una carta de su tío Benedetto – hermano de la madre – que había emigrado en el año 1929 y que residía en San Francisco. Conociendo el horror de los años que habían pasado, los invitaba a venirse y radicarse aquí. Comenzaron a preparar el viaje, lo realizaron en el “Anna Costa” que arribó el 15 de abril de 1957 con la familia compuesta por: los padres, la hermana y el hermano más chico de Giuseppe. Inmediatamente encontraron trabajo: José, en la Godeco, el padre, como constructor con Constantini. En 1964 Pepe pasó a trabajar en la fábrica de piñones de “Lattini, Bono y Galeano”, pues era jefe su hermano Carlo. Más tarde, los socios se dividieron y él continuó con Lattini, hasta 1969, cuando la fábrica quebró. A partir de 1970, con su hermano, abrieron una fábrica de pedales de bicicletas. Cuando comenzó en nuestro país a ingresar mercadería importada, pasaron a trabajar para terceros. En 1965 se casó con Lucrecia del Valle Pérez y tuvieron dos hijas: Mariana del Valle y María Cecilia, pero a los tres meses sufrieron con mucho dolor la pérdida de esta última hija. Después de treinta y cinco años pudo volver por dos meses a su Patria, donde se reencontró con su hermano Marino, primos, tíos y amigos. Respecto a la Madre Patria, expresa que: -“ los sentimientos hacia ella no se borran nunca. Es como un canto, pero gracias a toda la Argentina, porque es una segunda Patria, que ya tenemos muchos años más de Argentina que de Italia, pero lo mismo no se puede olvidar, un hablado, cantado, a uno lo emociona de inmediato, más grande, más sensible. En 1979 entré a la Sociedad Italiana y me gustó, porque muchas veces se habla como el inmigrante y más que todo se revive la Patria, se remueve todas las cosas que uno ha pasado…
Giuseppe Prelazzi es otro abanderado de la Sociedad Italiana

*Los datos utilizados provienen de la entrevista realizada el 10 de abril de 2006. Archivo de Historia Oral.


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