Por
Marianela Moroni
Este
es el primer largometraje de ficción de la pareja de realizadores
independientes Rainer Frimmel y Tizza Covi,
esencialmente fotógrafos y documentalistas. Ella, Tizza, italiana nacida
en Bolzano; él, Rainer, vienés. Ambos estudiaron fotografía en Viena, donde se
conocieron, y fueron premiados por sus fotografías en varios países.
Experimentaron estilos de vida alternativos para poder documentar la realidad
más en esencia y confiesan haberlo disfrutado. Es por ello que su retrato
íntimo de la realidad en “La Pivellina”, con técnicas que evocan al
neorrealismo italiano, se parece tanto a su experiencia y percepción de la
felicidad en lo cotidiano de esa realidad. Conscientes de la poca intervención
que se puede hacer en un film documental, los directores se aventuran a filmar
una ficción casi documental para contar la historia de una Italia no
idealizada, donde “el sol no siempre resplandece, sobre todo el Roma, donde
realmente llueve mucho”, y vuelcan la mirada hacia el mundo suburbano de la Europa
actual, similar quizá a la realidad del tercer mundo. Éste es un tierno relato
de la vida alternativa de la gente de circo, similar y compartida por artistas
y artesanos en todo el mundo, la cual es muchas veces marginada o mirada con
prejuicios. Los realizadores describen la situación de la infancia y la madurez,
en un ambiente pobre y precario (pero del primer mundo, donde las necesidades
básicas están mayormente satisfechas), pero rico en calidez, afecto y alegría,
donde jóvenes y viejos conviven, junto a sus animales a los cuales protegen, y
donde la familia pasa a ser toda la comunidad. En éstos ámbitos donde la
solidaridad se vuelve necesaria y es naturalizada, donde lo justo y necesario destaca
los detalles de los eventos extraordinarios, se demuestra que la humanidad es
el factor necesario para sostener una comunidad.
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