Por Dra. Viviana Venturuzzi
El film, rodado en Marruecos en
1966, presenta uno de los temas fundamentales de la tragedia de Sófocles: la
infracción al tabú sexual familiar. A Pasolini le interesa la figura de Edipo
no solo por su estatura trágica, ni tampoco por las implicancias
psicoanalíticas que en nuestra cultura el mito trágico de Sófocles ha asumido
en la interpretación freudiana, sino que con este film, enfrenta de una vez por
todas, su ansia autobiográfica, su personal “complejo de Edipo”. Pero en esta
autobiografía se supera la necesidad autobiográfica, siendo el verdadero tema
del film el contraste entre la inocencia de Edipo, perseguido por un destino
oscuro desde su nacimiento, y la culpabilidad, que tiene origen en el rechazo
de la verdad y que se delinea en una
especie de “pecado original” al revés. Edipo es el hombre que ha podido
conocer, desde el principio, su destino pero lo combate porque no acepta que en
él pueda existir semejante maldad. Pasolini construye basándose en el texto de
Sófocles un prólogo y un epílogo ambientados en la contemporaneidad, en los
lugares y en los tiempos de su propia infancia y de su propia madurez. Es
difícil definir el sentido de rebelión de Edipo contra su propio destino: no
tiene escapatoria, pero no puede aceptar la verdad que le ha sido revelada,
porque significaría aceptar su perversa entidad, la infracción inconsciente de
todas las normas que estructuran la sociedad en la que cree y en la cual quiere
vivir sin angustia. El film fue premiado en el Festival de Venezia por la Confédération Internationale pour la Diffusion
des Artes e des Lettres par le Cinema.
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