domingo, 21 de julio de 2013

Historias de Inmigrantes



El mar verde

Por Víctor Fenoglio y Miryan Tranquilli*

Menegón, Alessio y Victoria

Alessio y Victoria
En Montebelluna, provincia de Treviso, nació Alessio Luciano un 13 de diciembre de 1922; su familia estaba conformaba por su madre, Anna Maria Fabro, su padre, Francesco, y siete hermanos más. Nos narra Alessio: – Mi padre tenía una carpintería. Todos trabajabamos desde muy chicos. Cuando vino la 1era guerra, mi padre salió herido, y con  la 2da guerra,  yo estuve herido. Esa es la vida que pasabamos en Italia. En ese momento intervino Victoria Basina, su esposa: Una tarde vi que el cura del pueblo llamaba a la puerta de la familia Menegón, con un sobre blanco en la mano. La carta decía que Alessio estaba “desaparecido”. Victoria pensó que había muerto. Pero… ¿dónde estaba Alessio? Él así nos cuenta: Estaba en la frontera de Rusia, herido, cuando terminó el bombardeo fuimos rescatados por la Cruz Roja y me llevaron a un hospital militar en Checoeslovaquia. Una vez que mejoré me mandaron a Francia, ocupada por Italia y Alemania en 1943. Llegó la amnistía, el comandante dio la orden de depositar el arma y nos dijo: “no vayan con el tren, ni por la ruta, sino por la montaña”, porque si éramos pescados por los alemanes nos llevaban. No teníamos qué comer, ni agua ni alimentos, encontramos a unos pastores, que tenían casa y familia, ellos nos alojaron y nos dieron alimento, tuvimos suerte porque nos atendieron bien. Nos dibujaron en un papel el camino que debíamos seguir. Caminamos treinta y dos días por la montaña muy alta, y menos mal que era el mes de septiembre porque en octubre comienza la nieve. Llegué a la frontera de Turín y  desde allí envié una carta a mi familia, pero, como era un peligro que los alemanes abrieran el correo, escribí: “La Suora Elena sta bene” (La Hermana Elena está bien), esta carta llegó, y cuando pasó el peligro, me fui a casa en tren. Al llegar Alessio a su casa se encontró con la triste realidad; su padre había fallecido, una bomba destruyó la carpintería y trabajo no había. Éstas fueron las causas que lo decidieron venir a la Argentina. En Colonia Marina, a 50 km de San Francisco, vivía un hermano suyo, Guido, a quien ya no conocía, debido al tiempo transcurrido desde su partida. Antes de partir de Italia, Alessio fue a visitar a su novia (Victoria) y ésta le dijo: -¿Y vos no pensás casarte?, si no te casas, vos no te vas a la Argentina. A la mañana siguiente, como novio bien enamorado, la fue a buscar a su casa: -Agarré la bicicleta, la senté en el caño y fuimos a casarse, a la Municipalidad. Sin vueltas. Dos desconocidos nos salieron de testigos… Alessio arribó a la Argentina el 6 de abril de 1949 y por carta le contaba a Victoria maravillas del país y de Colonia Marina. Para Victoria este pueblo, debido a su nombre, se encontraba a orillas del mar. Un año y medio después, se reunió con Alessio; qué sorpresa se llevó cuando preguntó: ¿Dónde está el mar?; su esposo le contestó: -En esta zona el agua no es azul, sino verde. Tuvieron dos hijas: Ana María y Graciela. Durante dos años trabajó con su hermano en Colonia Marina. Luego, en San Francisco, Alessio entró a la fábrica Eternit, en la carpintería; en tanto, fue familiarizándose con el idioma, y luego empezó a trabajar por su cuenta, en una carpintería alquilada. Allí conoció a Elio Ronconi, el constructor, y Alessio le hacía las aberturas. Una de las obras más importantes fue la construcción de todas las puertas y ventanas del Cottolengo. La vida de la familia Menegón fue un granito de arena más, como el de tantos otros inmigrantes que fueron construyendo la nacionalidad.
Alessio Menegón es uno de los abanderados de la Sociedad Italiana
* Los datos utilizados provienen de la entrevista realizada el 25 de abril de 2006. Archivo de Historia Oral. Fundación Archivo Gráfico y Museo Histórico de la Ciudad de San Francisco y la región.

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