domingo, 21 de abril de 2013

Historias de Inmigrantes


Coloquio en la melancolía














Por Graciela Mangiaterra

Cuando todo era incierto
y el macabro fantasma de la guerra
se paseaba por las calles  sin mordaza,
tú  eras el pan duro,
yo la semilla sin labranza;
tú, la urgente canción del desamparo,
yo, la otra orilla de los sueños.

La historia era muy sencilla,
ponerle rumbo al desaliento
y emigrar del fuego, como los pájaros.
Pero el futuro era un remoto puente
temblando en la niebla del destino.
Así,  el mañana  jugaba su carta
entre  legiones de segunda clase:
Una maleta, cuatro prendas 
y un mar entre paréntesis  delante.




No cabían dudas. Era apenas un viaje
irracional, tan sin regreso, tan para siempre
en la irremediable estela de la misericordia.
Y así  fuimos por la incógnita del tiempo,
tú, con rastro de ruinas y miseria,
yo, con la matriz fecunda de una madre;
tú, gaviota hosca sin un nido,
yo, con  mi  retumbo de caja en las entrañas.

Ahora, que los años dejaron su liturgia,
tú cambiaste  azar por horizonte:
Ya no es tu piel la piel del  desamparo,
ni llevas en secreto,  tu nombre  clandestino.
Porque yo soy tú y tú eres yo en la misma  lengua,
inclinados ambos, ante el paño verde de la pampa.
Somos uno, bajo el mismo cielo,
con el fruto de los hijos en los brazos.
La tierra nos observa, el recuerdo nos reclama
y el cuenco melancólico de los ojos
se conmueve  ante las voces de una zamba.

*Poesía Ganadora del Concurso Literario “Acercando Distancias” organizado por la Comunidad Marchigiana de San Francisco – Año 2012


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